Te acuerdas de Midas, ¿verdad? El rey de Frigia al que Dionisio –dios del vino y de la juerga–, le concedió el anhelado toque para convertirlo todo en oro.
Pues existen indicios de que está de vuelta. O al menos eso parece con algunas solicitudes de contacto en Linkedin.
Reyes y reinas Midas. Hombres y mujeres con el insólito don de trocar en oro todo lo que trocan. Perdón, tocan. O trocan… ¿Tocan y trocan? ¿Trocan y tocan? Perdón. Perdón.
Sin embargo, como los tiempos han cambiado ya no se hacen llamar reyes ni reinas. Ahora son expertos y expertas.
Con esta introducción estarás deseando saber en qué son expertos. Es bien sencillo: en todo. De acuerdo, lo concretaré un poco. Son expertos en todo lo que tú hagas… Sí, sí, ya veo tu cara de sorpresa. ¿Cómo saben lo que yo hago o lo que haces tú? Así, ¡sin más!
Reconozco que sobre ese particular reside un gran misterio. Pero, por avanzar, te contaré lo que yo he sacado en limpio. Supongo que sabes lo que son productos me-too. Esos que copian las características de otro, sólo que son más baratos. Pues es algo parecido. Son…, ¿cómo te diría yo? una especie de me-better.
Para que nos entendamos. ¿Tu empresa tiene entre sus objetivos ganar dinero? Ellos saben cómo ganar dinero mejor que tú.
¿Contemplas la necesidad de transmitir una buena imagen de tu empresa? Ellos/as –los/as expertos/as– saben hacerlo mejor que tú. Y, además, en tiempo récord.
¡Ojito! no olvides ni por un segundo que tienen el “Midas-touch”. ¿Acaso lo tienes tú?
Me gusta que me hagas esa pregunta
Cuando escribía la vigésima línea, me ha llegado tu pregunta, directa desde tu sinapsis neuronal: ¿y si saben –tanto de todo– por qué no se lo aplican a ellos mismos?
Pues ésa es una pregunta peliaguda que también me he hecho yo. Y es que puedes ser muy bueno en algo. Incluso en varias cosas. Pero la lógica dice que cuando eres bueno… te buscan. No vas buscando tú a alguien a quién demostrarle lo bueno que eres. O lo experto… O experta…
Para apoyar el racional, a continuación copio y pego algunos taglines (verídicos) que florean el perfil de algunos de dichos interfectos.
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Mola ¿eh? A veces deslizan algún palabro, como appointment setters, para evitar esa tediosa lengua española que los definiría como personas que conciertan citas. Vamos, secretarias. Parece que si entiendes su expertise a la primera, se pierde la magia del discurso.
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Este mola aún más. Cuando se lo haces llegar a una Agencia de Servicios Creativos envías un doble mensaje: por un lado, les haces ver que son bobos porque no saben hacer su trabajo como es debido. Para eso estás tú que eres un experto.
Pero, si el tagline no tenía intención de molestar, entonces se vuelve contra ti. Si no sabes quién es tu target group, es imposible que ayudes a nadie a mejorar los anuncios de su negocio.
¿Necesitas clientes, reclutar talento, empleo, mejorar tu employer branding? Te ayudo a que lo consigas.
En este dan ganas de contestar: ¿necesitas tú los clientes? porque si no, no tiene sentido que me ofrezcas tus servicios…
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A éste no le inquieta un pelo que tu empresa o tú llevéis años en el mercado y tengáis vuestras propias marcas. Ellos van a pegarle fuego a todo. Ya sabes, del caos nace el orden. El suyo, como es lógico. Que el tuyo está para tirarlo…
Aquí, además, tenemos la promesa del tiempo: 6 meses. Y yo me pregunto ¿cuánto tiempo les habrá llevado poner en marcha tal “estrategia”? ¿6 minutos? ¿seis horas? No más, ¿verdad?
Expertos y vende-humos ¿primos? ¿hermanos?
Antes, cuando recibía una solicitud de contacto en Linkedin, por educación, la aceptaba. Ahora ya no lo hago. Primero reviso el perfil de la persona que me invita a contactar y, si no desprende tufillo a Midas-touch, acepto. Más que nada, porque prefiero ponerme rojo una vez que ciento amarillo como aconseja el dicho popular.
Bien es cierto que, estamos llamados a vivir en hermandad, pero tampoco es menos cierto que estemos para hacer el primo. Con el primero que se ofrezca a “ayudarnos”, por ejemplo. Porque, de una forma u otra, todos se ofrecen a ayudarnos.
Debemos parecer torpes en nuestro perfil de Linkedin para gestionar una empresa que hemos puesto en marcha sin su ayuda.
Y por seguir con la idea de ayuda, sería bonito que fuese ayuda de verdad. Sin embargo, lo que esperan a cambio no es nuestra gratitud, como correspondería a un buen samaritano, pero… como no son samaritanos sino “expertos”, esperan una retribución por sus inestimables servicios.
Y aquí es donde se desdibuja la imprecisa línea que separa a los expertos de los vende-humos.
Habrá más de un vende-humos experto y más de un experto vende-humos.
¿Qué fue antes? No soy capaz de dar con ello.
Sólo sé que la idea de ofrecerle a alguien mis servicios para hacer algo que ya está haciendo, con el argumento de que lo voy a hacer mejor que él…, me sonroja la cara. Otra cosa es que me pidan ayuda o consejo y yo los brinde.
No sé. ¿Sólo a mí me pasa esto? ¿Me educaron mal? ¿Han educado mal a los expertos?
Confieso que el asunto de los vende-humos, si bien es parecido, contiene ciertas claves peculiares que lo hicieron digno de una entrada de mi blog que te invito a leer. Puede venirte bien conocer algunos trucos.
https://www.juancarlosayuso.com/de-vende-humos-y-desmemoriados/
Mientras tanto, me dirijo a todos los expertos y expertas que pululan por Linkedin ofreciendo su Midas-touch con este cierre:
El dinero no lo es todo en la vida. La familia o el amor pueden brindar más felicidad que el dinero. Es importante tener claras las prioridades en la vida. Antes de ofrecer tu ayuda a alguien, moléstate en saber si esa persona necesita tu ayuda. No basta con seguirle unas semanas en Linkedin para entrar, sin más consideraciones, ofreciendo tu expertise. La mayoría de las veces nadie lo necesita.