En esta segunda parte, conoceremos qué estilos de tagline existen y descubriremos cómo potenciar nuestra compañía con un tagline eficaz.

Recordemos que un tagline es una frase corta y memorable, asociada a la misión de una empresa o lo que es lo mismo, al mensaje de la marca. Dicha frase es fundamental para construir la personalidad de marca, la cual, a su vez, juega un papel principal en el posicionamiento de la marca en el mercado.

Por otro lado, un tagline es perfectamente aplicable a la marca personal. Es buena idea apoyar nuestra personalidad desde un branding personal: con humor, inteligencia, ironía o la mera descripción de la actividad que nos distingue. Hay quien se vale de frases célebres para este fin, sin embargo, es interesante recalcar que un tagline debe ser tan claro que cualquiera que lo lea, sea capaz de determinar la naturaleza de nuestra actividad. Incluso sin haber oído jamás hablar de nosotros.

Como vemos, no se trata de un tema menor. Las grandes compañías lo saben y desarrollan sus taglines con inteligencia, espléndidamente. Para las PYMES, cada vez más interesadas en desarrollar una política de marketing seria, el ejemplo de muchas grandes empresas es un case study en sí mismo.

El hecho de que algunas marcas sean reconocidas por sus taglines, da idea de la importancia de estos. Ayudan al posicionamiento eficaz de la marca en la mente de los stakeholders, mediante la persuasión.

Dado que los objetivos de marketing son diferentes para cada compañía, la primera consideración -bastante obvia- es que nuestro tagline deberá estar alineado con nuestros objetivos de marketing, estilo de compañía y misión de la misma.

Estilos de tagline

Existen numerosos estilos de tagline. Casi tantos, como las intenciones del lenguaje permiten a los hablantes. En todo caso, siempre será el resultado de un enfoque a la medida de nuestras necesidades. Revisemos a continuación los más frecuentes:

– Descriptivo o sencillo

Son aquellos que con palabras sencillas definen el beneficio de la marca o su promesa.

Por ejemplo, “Hay cosas que el dinero no puede comprar. Para todo lo demás, Mastercard”. Otro, FAIRY. “El milagro antigrasa”.

– Específico

En este estilo se enmarcan aquellos que se sirven del lenguaje de forma inteligente para sugerir nuestra actividad o negocio y convertirlo en algo memorable.

Ejemplos clásicos los encontramos en VOLKSWAGEN con su “Drivers wanted”, o en TELEPIZZA con “El secreto está en la masa”.

– Interrogativo

En ocasiones, una pregunta vinculada con la marca puede sugerirnos una idea determinada, animarnos a obrar de una forma concreta, o comunicar algo.

“Do you Yahoo?” responde a este estilo. Otro, “Nespresso. What Else?”

Uno más, visto hasta la saciedad y aplicado a numerosas marcas, ofertas y situaciones es el manido “¿marca X, te lo vas a perder?” Sirva este último, como ejemplo de algo a evitar. Si una marca no se esfuerza por sobresalir, perderá notoriedad, lo que conlleva un descenso de relevancia en la intención de compra/uso.

– Imperativo

Los imperativos suelen construirse con un verbo que exhorta a los stakeholders a ejecutar una acción relacionada con la visión, misión o personalidad de la marca.

Lo usan compañías que desean enfatizar el impacto en sus audiencias, como por ejemplo NIKE con su “JUST DO IT!”, o APPLE con su “Think Different”.

– Visionario

Se caracterizan por conectar la visión de la marca con su audiencia.

Así lo hace Häagen-Dazs con su “Pleasure is the path to joy”, o AVIS con “We try harder”.

– Superlativo

Maximizan el grado de comparación de su compañía al situarla como referente del sector o la mejor de su clase frente a la competencia.

Un gran ejemplo de marca personal, nos lo brinda la historia en la figura de Luis XIV de Francia, -el Rey Sol- quien no tuvo reparos en afirmar “L’État, c’est moi” .

Ejemplos más recientes los tenemos en GILLETTE con “The best a man can get”, o PORSCHE con “There is no substitute ”.

– Provocativo

Buscan la estimulación emocional al crearse con intención de obligarnos a pensar. Dicha reflexión ayuda a fijar el mensaje en la mente del receptor.

Por ejemplo, ADIDAS con “Impossible is nothing”, o REDBULL y su “Te da alas”.

Consideraciones útiles para crear un tagline eficaz

¿Has decidido ponerte manos a la obra y crear un tagline para tu compañía? Perfecto. Es un gran momento para plasmar todo lo que estás aprendiendo durante la pandemia: reacciones del mercado, nuevas tendencias, demanda de servicios diferentes, etc. Aquí van algunos detalles imprescindibles para planificarlo con éxito.

1) Investiga. Investiga. Investiga. Es la base de todo proceso. Además, te vendrá bien para recopilar ideas. ¡Ojo!, no para copiar. Recuerda, ¿te lo vas a perder?, está desechado.

En este punto merece la pena tener presentes las 3C: COLECTIVO, CREENCIAS y CONDUCTAS.

La primera tiene que ver con la segmentación de tu Target Group: ¿dónde están tus clientes? ¿por qué te eligen? ¿cuáles son sus raíces?

La segunda nos lleva a conocer las motivaciones que les impulsan a comprar nuestro producto o utilizar nuestro servicio.

La última es el comportamiento de nuestros clientes, desde que son impactados por nuestro producto o servicio, hasta el acto de compra.

2) Delimita bien los objetivos de tu tagline. Para ello es esencial haber definido perfectamente a nuestros stakeholders. Puedes preguntarte ¿cómo espero que piensen, sientan o actúen al conocer mi tagline? Ten presente en todo momento la misión de tu compañía y las claves de marca.

3) Conoce bien a tu competencia. Un tagline puede ayudarte a despegarte de ella, si ensalzas tus fortalezas o exprimes sus debilidades. ¿Existen aspectos que sólo puedas decir tú? Puede ser una vía interesante para crear un tagline notorio.

4) Mejor si lo haces en grupo. Un brainstorming puede ayudarte a recoger ideas preliminares. Tras filtrarlas y elaborar una short-list de taglines candidatos, haz un area-test. Con los mejores que pasen la criba, esfuérzate para expresar las ideas que contienen de la manera más corta, persuasiva y vendedora.

5) Lo bueno, si breve, dos veces bueno. El evangelio de los taglines.

¿Y ahora, qué?

En ocasiones se pasa por alto que un tagline que nos pueda parecer muy chulo a nosotros, puede significar muy poco, o nada, a nuestras audiencias. Esto nos lleva a plantear una investigación seria antes de lanzarlo. Esto es, debe ser relevante para nuestros stakeholders, además de para nosotros.

Durante el proceso es bueno recordar la técnica KISS: keep it simple stupid.

Hay que huir de manera sistemática de las complicaciones, no solo del lenguaje, sino de las intenciones. No existe el tagline mágico que haga que nuestros clientes compren como zombies.

Un tagline funciona cuando está alineado de forma honesta con una empresa.

A partir de ahí, podemos ser todo lo creativos que queramos.

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https://www.juancarlosayuso.com/mejora-tu-empresa-con-un-tagline/

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