En plena época de cuaresma, en un mundo tan ruidoso como el nuestro, tras leer el interesante artículo de Fernando Gutiérrez García publicado en EL DEBATE «Europa, sé tú misma» me ha venido a la cabeza esta reflexión: ayunemos de tanta tontería como hoy se comparte en RR.SS., ¡ojo!, también en medios de comunicación tradicionales, y abstengámonos de participar en el sarao de mentiras que el mundo pone a nuestro alcance.
Ahora es ¿por qué no?, un buen momento para revisar nuestra hoja de ruta. Pero no me refiero a currículos, títulos, o desempeños variados. Me refiero a nuestro equipaje espiritual. Ése que a veces yace enterrado bajo un montón de bártulos inservibles.
Un tiempo necesario para hacer balance de nuestra vida. Para examinar nuestra conducta con nuestros allegados y pensar en el Sumo Hacedor. ¿No eres creyente? No importa. Si mejoras como persona, mejoras como profesional y eso es bueno para cualquiera.
Si eres creyente, abundando en el artículo antes mencionado, ¿no te parece que ya es hora de retirar permisos -como en las apps del móvil- al político sistema del César y su insaciable «divide y vencerás», e instalarnos en una búsqueda renovada de bien, verdad, bondad y belleza?
Al fin y al cabo, está en la génesis y sentido de ser de Europa. Por más que múltiples dirigentes mundiales, todos indignos, se afanen por destruir y hundir en el olvido en pocos años, una historia de centurias.
Volver la vista atrás puede ser de ayuda para reconocer en qué bifurcación del camino nos perdimos.
Separados somos invisibles. Unidos somos invencibles.