Desde que nacemos nos comunicamos. Hablar es uno de los grandes aprendizajes de nuestra vida pero, antes o después, nos damos cuenta de que una cosa es hablar y, otra muy distinta, comunicarnos eficazmente.
La realidad empresarial es un ámbito perfecto en el que se pone a prueba nuestro talento a la hora de conseguir que nuestros stakeholders –aquellas personas o grupos que interactúan con nuestra compañía en alguna medida- piense, sienta o actúe de una manera determinada, alineada con nuestra estrategia de marketing…
Y esto es importante porque cuando conseguimos que los consumidores caigan hechizados por nuestro discurso, por lo general suena la caja registradora…
Para cualquier experto en comunicación, algunas de las cosas que voy a contar son obviedades, sin embargo, no siempre se tiene a mano a un experto en comunicación, y es bueno manejar ciertas claves que nos permitan valorar la idoneidad de una idea antes de llevarla a cabo. Una cierta brújula que nos guíe a la hora de formular la información de nuestro blog, lanzar una campaña para conseguir más clientes o fidelizar a los que ya tenemos…. Por eso, voy a compartir contigo algunos trucos, útiles para hacer que avance en la dirección correcta la comunicación de nuestro producto, marca o empresa.
El primero es aparentemente sencillo: “no vende si no sorprende”. Este es un viejo adagio publicitario que encierra en sí mismo una gran enseñanza. Nada espolea más nuestro cerebro que la sorpresa. Por el contrario, lo sabido, lo manido, lo previsible…, nos aburre y nos hace desconectar de la realidad.
Puede parecer de perogrullo, pero tiene base científica. En cada situación nueva se pone a punto nuestro instinto de supervivencia. En fracciones de segundo nuestro cerebro discrimina si estamos ante una situación agradable o desagradable. Si debemos huir porque es una fuente de peligro… o por el contrario, podemos obtener un beneficio si permanecemos en ella….
Seguramente ahora entenderás por qué cada vez que vas a hacer la compra, los lineales están abarrotados de productos con una etiqueta por lo general amarilla con la palabra NUEVO.
Aunque no lo creas, funciona.
¿Cómo usar esto en nuestro propio beneficio?
En tu próxima comunicación, pregúntate…, lo que voy a comunicar… ¿aporta alguna novedad? En ocasiones es fácil saber qué hay de nuevo, en otras, dificilísimo. En este último caso es donde debe intervenir la imaginación. No se trata de inventar la realidad. Debemos ser capaces de que sea percibida de forma novedosa.
Un ejemplo, si digo “a las siete amanece en Holanda”, se trata de un dato informativo y punto. No es nada sugerente. En cambio, “los campos de tulipanes son heridos por el primer rayo de sol”, es una expresión que, diciendo lo mismo, tiene un poder evocador netamente superior, induce a nuestra mente a seguir leyendo al vislumbrar que el discurso puede sorprendernos…
Aquí llegamos a las segunda y tercera herramientas que debemos conocer.
Debemos aprender a elaborar el QUÉ y el CÓMO. Son la base de la estrategia de comunicación de un producto o una empresa entera.
Cuando queremos contar algo, lo primero es saber QUÉ vamos a contar.
Lo segundo y, no menos importante, es CÓMO vamos a contarlo.
Si falla una de las dos, fallará nuestro mensaje.
Para elaborar un potente QUÉ, debemos ser rigurosos, detallistas y sintéticos. Debemos tener una visión completa de la información a manejar, elegir la más relevante e ir al grano. Si tenemos un beneficio debemos plasmarlo cuanto antes. Mejor en el titular.
A modo de ejemplo, te diré que has leído hasta aquí por 2 poderosas razones planteadas en el titular de esta entrada. La primera, “mejora la comunicación de tu empresa”, es un beneficio. Sabes que si mejoras la comunicación de tu empresa obtendrás mayores beneficios. La segunda, “con 3 sencillos trucos”, es otro beneficio. Una promesa de sencillez, que te permitirá alcanzar la primera sin grandes esfuerzos y dedicando poco tiempo, ése bien tan escaso….
Como ves, funciona.
En el caso del CÓMO, es fundamental tener una visión clara de nuestras audiencias, nuestros TARGET GROUPS, que pueden ser tan diferentes como distintos los grupos de stakeholders de nuestra compañía…
El estilo de redacción, el carácter de nuestro tono y la manera… son esenciales.
No es igual dirigirse a amas de casa con instrucción básica que a un grupo de sesudos analistas económicos.
La regla de oro que debemos tener presente es que nuestro mensaje debe estar diseñado para que sea entendido sin fisuras, por todas las personas que integren nuestro TARGETGROUP.
Eso no quita para que podamos elaborarlo de forma divertida, ocurrente o simpática, siempre, repito, que su contenido sea fácilmente entendible por todos… Es un error muy frecuente en copies jóvenes, escribir “pa´ listos”. Creen que así su mensaje es más cool, o utilzar palabros en inglés cuando su target no habla inglés. Eso afecta de manera negativa al mensaje. Entorpece su comprensión y limita, cuando no elimina, su alcance y eficacia.
Hoy que vivimos en la era de la comunicación en la que tantos mensajes pugnan por ocupar un espacio en nuestra mente, somos asediados constantemente por mensajes irrelevantes… Mensajes que nunca conocerán su minuto de gloria, por estar mal planteados…
Por eso, cuando vayas a preparar tu próximo mensaje recuerda:
  1. Hazlo relevante enfocándote en alguna novedad.
  2. Define muy bien QUÉ vas a decir. Trabaja, trabaja y trabaja.
  3. Elabora un CÓMO adaptado al nivel de compresión de tu TARGET GROUP, pero, sin tratarles como a estúpidos.
Si incorporas esta metodología a tu rutina, muy pronto verás mejorar la comunicación de tu producto, marca o empresa.
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