La inteligencia humana es limitada, en cambio, nuestra estupidez parece no conocer límites. Tal vez por esto, ciertos grupos se afanan en conquistar nuestros cerebros, tratando de impactar en varios a la vez con el menor coste en munición.
Su campo de batalla: los medios de comunicación. Para ello, utilizan proyectiles que van desde el grueso calibre, reservado para foros internacionales y acciones con gran repercusión mediática; el medio, con el que nos acribillan desde periódicos, revistas, radio y televisión; hasta llegar a la metralla indiscriminada con la que podemos toparnos en internet si no vamos bien pertrechados. Su enemigo eres tú…, yo… En general, cualquier persona que no piense o hable como ellos.
Para estos grupos, la brújula es la corrección política: si estás al margen, puedes quedar fuera de la legalidad. Es suficiente con aprobar una disparatada ley que te convierta en su objetivo. Conocedores de las más refinadas técnicas de manipulación de masas, –ha llovido un poco desde Goebbels–, estos grupos no descansan ni día ni noche, a fin de imponernos el pensamiento único como forma de control sobre una población… ¿pusilánime?
En realidad no. El mayor error de estos cretinos es confundir la educación de la gente, la gente buena, con la estupidez de la que ellos mismos hacen gala con sus disparatadas ideas, propias de malvados con recursos, pero carentes de nivel bastante de inteligencia.
Hace pocos días, varios medios se han hecho eco de una noticia que, en otro momento habría sido tildada de intrascendente, pero que ahora sabemos que forma parte de esa guerra encarnizada que se libra en nuestras mentes. Bombardeadas por emponzoñadas operaciones perfectamente coordinadas. La noticia de la que hablo es ésta: los PETA (people for the ethical treatment of animals) han elaborado una serie de recomendaciones (de momento, porque si el político de turno ve en ello una oportunidad, ¿acabará siendo la próxima ley de ideología de género fraterno-animal?) para CAMBIAR el LENGUAJE.
En tales “recomendaciones» se permiten el lujo de indicar a “la población del mundo”, lo que podemos o debemos decir…, y lo que no.
¿De qué manera pretenden hacerlo? Según parece, en esta caída libre por reivindicar la estulticia como virtud, no han reparado en gastos… Acusan a los seres humanos de trivializar el lenguaje con expresiones como “matar dos pájaros de un tiro” (¿!). Para los PETA, cuando dejemos de decirlo, la crueldad hacia los animales desaparecerá. Curiosamente, de las minas antipersonal no hablan, ergo cuando alguien meta la pata no desautorizan a decir “tío, eres la bomba». Irónicamente declaro que no han sido indolentes en la propuesta. Antes bien, han trabajado muy duro para ofrecer una opción muy del agrado de “todos y todas”… los que piensan que esto es buena idea.
Su alternativa es: “alimentar dos pájaros con un panecillo”.
¡Cómo! ¿Que no te mola..? Imagina la escena, poniendo en práctica la recomendación mañana mismo: “…he traído medio kilo de pasteles para celebrar el cumple de la nena, pero para alimentar dos pájaros con un panecillo, me he acercado a la tienda de animales y he comprado los cañamones del loro. Claro que cuando le he dicho al dependiente que lo hacía porque me pillaba de paso y así alimentaba dos pájaros con un panecillo, el pobre se ha hecho un lío y me ha sacado una bolsa de colines. Al aclararle que nuestro loro no come colines y que lo de los panecillos era para evitar el sufrimiento animal, me ha mirado con mala cara. Yo he mantenido su mirada y para que lo entendiese he soltado como una obviedad… ¿los PETA? Al momento, ha dulcificado su expresión. Me ha sonreído y ha dicho —lo siento, aquí no vendemos drogas…”
Los PETA trabajan a con-ciencia cuando se afanan en hacernos blanco de su programación neurolinguística. Prueba de ello es la siguiente «recomendación». Toma nota: no debes volver a utilizar la expresión «coger el toro por los cuernos”, aunque seas torero… En su lugar, debes decir “coger la flor por las espinas”. ¿No te resulta mucho más “cuqui”?
Poco importa que para coger el toro por los cuernos te juegues el tipo, o que pueda inferirse que te lanzas a una empresa arriesgada. Ahora, al coger la flor por las espinas queda patente que eres imbécil y que no has tenido mejor idea que coger la flor por donde pincha, como si tu CI no diese más de sí, o no existiese otro sitio por donde agarrarla. ¡Ah! y con el agravante de que esta solución es temporal. En cuanto se entere el personal del PATA (plan anual tutela-arbustos), va a poner el grito en el cielo….
Tampoco ha quedado fuera del escrutinio orwelliano de los PETA la frase “la curiosidad mató al gato”. Es cierto que según se colige de la expresión, nadie hizo daño al felino sino él mismo, pero esa conducta para los animalistas debe ser revisada urgentemente.
Aportan una idea deslumbrante: “la curiosidad emocionó al gato”. ¿Conseguirán con ello despertar la sensibilidad de los mininos más cotillas?
Es difícil valorar semejante astracanada, si bien, tampoco en esta ocasión han tenido en cuenta que cada día mueren en el mundo 18.000 niños menores de cinco años. Queda patente que para los PETA es más importante que los gatos se emocionen. Todo un punto de vista que no tiene desperdicio cuando manifiestan; “para los que odian: con tanta negatividad en el mundo, ¿por qué no aligerar y usar el lenguaje de una manera que fomente ser amable con los animales?”.
Ya lo ves, nuestro mundo necesita que alguien ponga los derechos de los animales por encima de los nuestros. Si no me equivoco, ese dicho que parece regir nuestra vida política: “antes son mis dientes, que mis parientes”, verdadero lenguaje ofensivo y excluyente vertebrador de desequilibrios sociales sobre los menos favorecidos y epítome del egoísmo humano (he tratado de expresarlo en su jerga), no ha sido condenado aún por ninguna ONG.
Y hablando de egoísmo, la próxima vez que vayas a utilizar la frase “ser un conejillo de indias”, piénsatelo dos veces. Si no quieres ir en contra de los postulados de los PETA, será mejor que claudiques y utilices “ser un tubo de ensayo”. No seas egoísta, piensa en los pobres conejillos y en los esfuerzos de los PETA para petar nuestras mentes dando ideas por un tubo.
De vuelta a la realidad, toda vez que consigues superar la sorpresa, la risa y el estupor de la noticia, no es difícil correlacionar cómo los PETA desean apuntarse al momio de «reivindicar disparates invocando el bien social», como ya hacen los paladines de la ideología de género, el feminismo radicalizado, la liga proabortista, los defensores de la eutanasia o las exigencias del colectivo LGTB. Y es que en este momio, se mueve la pasta. Mucha pasta. No hay político “enrollado” en el mundo, que no esté por la labor de soltar una buena subvención o promulgar una ley aquí o allá, para dar una posición de preeminencia a estas MINORÍAS para facilitar su propaganda a los cuatro vientos. Curiosamente, todos estos colectivos tienen, al menos, un mismo objetivo en común: cambiar el lenguaje, por las buenas o por las malas.
Algo francamente preocupante cuando estas reclamaciones son hechas en el seno de sociedades democráticas, ésas en las que debe prevalecer la voluntad de la MAYORÍA. ¿Un detalle menor?
Prueba de esta paranoia que tratan de montarnos, la encontramos en la PETA-web. Copio, pego y traduzco, “los animales no son nuestros para experimentar con ellos, comerlos, vestirlos, usarlos para nuestra diversión o abusar de ellos en cualquier forma”. Ya lo sabes, si haces el firme propósito, ahora que las Navidades se nos echan encima, tienes tiempo para transformarte en vegano-express. Deja el cordero, el jamón ibérico y las cigalas para los desalmados. Si lo haces, te pillará entrenado en caso de que algún gobierno escuche a los PETA y promulgue la correspondiente ley. Así evitarás que te trinquen llenando la andorga de animales… y acabes procesado por crímenes alimenticios contra la fauna.
Y es que los PETA lo tienen claro. La solución es un mundo vegano como decía Huxley, ¿o era un mundo feliz? Bueno, para ellos la felicidad no puede existir si no nos hacemos veganos todos, así que van a ser sinónimos…
Por si lo dudas, en la PETA-web animan a las “mujeres feministas de verdad”, -se ve que con las que no son feministas o no lo son de verdad, el argumento no funciona-, «a dejar de consumir huevos de gallina”. Así, lo expresan: “¿qué significa cuando las mujeres pagan por los huevos de otra hembra, incluso cuando estos se hayan forzado o controlado a producir desde una prisión?”. Yo diría, para empezar, que significa que estamos comparando a una mujer con una gallina y siempre he pensado que no era una buena comparación, pero claro, yo no soy tan enrollado….
Una pena que ya no tengamos a Chiquito de la Calzada para darnos su opinión.
Muy bien expuesto. ¿Dónde nos quieren llevar…?????
Cada uno a lo suyo